Esta semana, en el episodio número siete, nos encontramos con varios momentos que nos van a quedar grabados en la memoria, no solo de esta edición del The Ultimate Fighter Latinoamérica, sino de toda la historia de este programa.
Empecemos por Guido Cannetti. El ¨Ninja¨, quien ha estado mostrando, desde el mismo comienzo, una actitud fuerte, de superioridad, de experiencia y de hombre duro que se fue al piso cuando, antes de su combate con Marco Beltrán, nos habló de su familia, su hijo, su novia. Ahí, todo cambió, al mostrar su parte humana y aparecieron lágrimas corriendo por sus mejillas. Normalmente, estas escenas ocurren, pero con el argentino fue una sorpresa.
En fin, que hasta los hombres rudos lloran en TUF. Es justo decir que él, más que todo, se emociona por su hijo pequeño y porque, a sus 34 años, ya es hora de saber si tiene futuro en las MMA, sobre todo porque su novia le ha pedido que cambie de profesión y que busque otra cosa para vivir. Así de difícil es ser peleador de UFC en la actualidad.
La emoción no se detiene solamente en Guido, sino que su rival, Barrera, recuerda con cariño, tristeza y amor a su abuelo, quien lo crio hasta que murió, algo que su padre no hizo. Él fue mucho más emotivo que su oponente latinoamericano; incluso, mostró con más fuerza su dolor que, repito, es algo que normalmente ocurre. La parte emocional de ambos guerreros listos para meterse en el octágono fue de las mejores en la historia, por lo que mostraron y por como venían a esta cita.
Tras la decisión dividida para Beltrán, el ambiente se enloqueció, pues la gran mayoría de los presentes en el gimnasio vio ganar al argentino y no entendían la victoria del mexicano. Dana White mostró mucho sin decir mucho, Fabricio Werdum repetía sin cesar que no había manera que Beltrán hubiera ganado y la tapa al pomo la puso el mismo Caín Velásquez. El campeón pesado del UFC, entrenador de Marco, fue adonde su rival Werdum para decirle que ellos habían ganado, reconociendo que había sido un error darle la decisión a su pupilo. Con una sinceridad que casi nunca muestran los coaches ante decisiones de los jueces, lo que engrandece el momento y la actitud de Velásquez. Que Caín haya reconocido un error en una decisión que le favoreció a uno de sus muchachos creo que es algo que no se ha visto en la historia del TUF, al menos públicamente.
Y con esos tres momentos nos despedimos hasta la próxima semana, donde seguramente habrá otros que vamos a disfrutar y recordar.
Ahí nos vemos.
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