El único originario de la capital mexicana Rodolfo Rubio cuenta su camino hacia las MMA< el cual inició desde pequeño, incluso antes de entrenar.
“Mi sueño siempre ha sido pelear contra los mejores. Ahora tengo la oportunidad de lograrlo y no la quiero desaprovechar”
Amante de la adrenalina. Aficionado a las películas de acción. Le gusta escalar, caminar y correr. Comparte con su novia el gusto a las artes marciales mixtas y en cinco años se ve con un cinturón de UFC.
Desde que era pequeño, “Fito” mostró su interés hacia los filmes de acción y peleas. “Creo que ahí surgió el amor por esto. Películas como ‘Contacto sangriento’. ‘La Bestia’ y ‘El beso del dragón’ de Jet Li, y varias de Jean-Claude Van Damme, eran mis favoritas”. En ese entonces aún no entrenaba y, en realidad, ni siquiera pasaba por su mente.
A los 16 años comenzó a practicar boxeo y karate, pero no fue constante. En cambio, “cuando llegué a las MMA me sentí completo”. Hace 8 años, cuando Rodolfo tenía 19, encontró por casualidad lo que se convertiría en la parte más importante de su vida. “Caminando por la calle encontré un gimnasio que decía ‘Vale Todo y Jiu Jitsu’. Yo ya había escuchado hablar del Jiu Jitsu así que me inscribí. Desde el primer día me llamó la atención, pero me hicieron como trapo”.
El originario de la Ciudad de México encontró su lugar, pues no se ve en otra cosa. “Si no hubiera sido peleador me habría dedicado al físico-constructivismo o a algo relacionado con el deporte porque el estudio nunca me llamó la atención”. A pesar de ello, “Fito” era bueno en la escuela y terminó una carrera técnica como agente de viajes.
El apoyo de sus padres ha sido vital en su carrera como peleador. “Mi papá solo me dijo que le echara ganas para ser el mejor”. En cambio, a su mamá no le agradó mucho la idea. “Se puso nerviosa y no quería que peleara. El día de mi debut hasta lloró, pero yo seguí con mi objetivo”. Ahora las cosas cambiaron ya que los nervios se fueron y la ayuda ha sido incondicional. “Si estoy a dieta y necesito algo me ayuda a preparar mis cosas para que tenga más tiempo para entrenar”.
Hace poco más de dos años, “Fito” se enamoró de Flor de María. Y es que no podría ser de otra manera. Ambos comparten el amor a las artes marciales mixtas. “Ella también pelea. Nos conocimos en este medio, las cosas se dieron, comenzamos a salir y formalizamos.”
El Arm Bar es su sumisión favorita. Fedor Emilianenko, su peleador preferido. El combate que más le ha gustado fue en el que Vitor Belfort derrotó por TKO a Wanderlei Silva, el cual se realizó en Brasil el 16 de Octubre de 1998.
Lo más complicado de estar en “The Ultimate Fighter: Latinoamerica” fue estar lejos de su familia y amigos. “Somos unidos y sí es un gran sacrificio, pero vale la pena”. Tiene seis hermanos, tres hombres y tres mujeres. “Nunca fui un hermano celoso, no les espantaba los novios a mis hermanas, solo les decía ‘¿Quién es ese?” Su música favorita es el reggae y el rap; en cuanto a comida prefiere la gastronomía japonesa.
“Fito” tiene 27 años y muchas metas que cumplir. “Siempre me visualicé en las ligas mayores, pero pensé que me iba a tardar más. El sueño se está cristalizando más rápido de lo que imaginé”. En cinco años, Rubio quiere lograr dos cosas: convertirse en campeón de UFC y formar una familia. “Tal vez ya tenga hijos. ¡Eso no lo sé!”.