Carlos Condit: Una Leyenda Que Dice Adiós

"The Natural Born Killer" fue famoso por su manera de vivir las peleas. Carlos entendió el deporte de manera muy sencilla: su misión era apagar las luces de su rival y desde la señal del árbitro se lanzaba hacia su oponente y empezaba su trabajo de demolición.

Patadas y puños pesados a las piernas, al cuerpo y a la cabeza y lentamente el octágono pasaba a ser suyo. El estadounidense trabajaba de a poco el cuerpo de su rival con mucha decisión y cuando veía la señal, finalizaba sin piedad.

Lo que más fascinó al mundo MMA fue la resistencia de Carlos al dolor y a la adversidad; por más duros que fueran los golpes que recibiera, él subía la guardia, se plantaba y cortaba distancia con un convencimiento total de que ese pleito era suyo. Su estilo marcó una manera de sentir y de vivir las peleas.

Carlos se formó en escenarios bravos como Japón y Hawaii y llegó a WEC, en donde barrió con toda la división welter. Tras obtener el cinturón, firmó con UFC, en donde soltó todo tu potencial. Las 170 libras ganaban un gran animador, quien tras una racha de cuatro victorias se quedó con el título interino tras ganarle a Nick Diaz.

Luego quedaría corto en su intento de unificar cetro ante George St-Pierre y alternaría triunfos con tropiezos pero su capacidad de poner un gran show lo depositaría de vuelta en una pelea de campeonato ante Robbie Lawler, con quien protagonizó una pelea legendaria que perdió en las tarjetas pero que ganó el corazón de muchos fanáticos. 

Su última versión se vio en choques ante experimentados como Court McGee y Matt Brown en donde aún se pudo apreciar la mentalidad y los recursos. Se retira un grande de la pelea, que honró el octágono con peleas encarnizadas y que pasará a la historia como uno de los competidores más feroces, inteligentes y entretenidos de UFC.