Conociendoa
“The Count” es uno de los huesos más duros de roer dentro del octágono, pero detrás de su seriedad se esconde un padre de familia.
Si alguien voltea a ver cualquier cartel con Michael Bisping en él, siempre lo verá con el rostro adusto, pareciera que hasta está enojado y quienes sean un tanto sensibles hasta de sangre pesada les podría parecer.
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Sus peleas fuera del octágono han sido épicas, no por lanzar golpes, sino por la manera en que ha entrado en guerra de palabras con varios de sus rivales, incluido ya el del próximo sábado, Anderson Silva.
De hecho su vida ha sido toda una odisea, pues nación en una base militar británica en Chipre, creció en el Reino Unido y terminó por asentarse en Orange County, California.
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Pero Bisping no es cualquier gladiador, es un veterano de UFC, quien no solo se ha destacado por su longevidad durante una década en la empresa, ya que llegó para ganar The Ultimate Fighter en su tercera temporada, en peso semicompleto, aunque la mayoría de sus peleas han sido en peso medio, y a quien lo único que le ha faltado es convertirse en campeón.
Aunque, poseer un fajín, nunca estuvo entre sus prioridades, de hecho, a través de las artes marciales mixtas solo buscó poner dinero en la mesa para los suyos, pues en Inglaterra nunca vivió de manera cómoda, al contrario, pasó junto a su familia penurias para llevar comida a sus platos.
“Sería increíble conseguir el título. Pero realmente eso no es por lo que entré a este deporte. No estoy aquí para incrementar mi ego y pasar a la historia en los libros. Entré aquí para proveerle a mi familia, para cuidarla. Nunca fui a la escuela, la dejé a los 14 años y por supuesto nunca estuve en la universidad o algo similar y esa es mi culpa”
“Siempre quise ir a trabajar y poner algo de dinero en mi bolsa, porque mis padres nunca tuvieron, entré a proveerle a mi familia y lo he conseguido. Espero seguir por este camino y con suerte tendré una carrera también después de dejar de pelear, si logró un título en el camino será genial, siempre estará hambriento de eso”, agregó.
Bisping pasó de ser un obrero que trabajaba durante más de 12 horas en un día a ser un peleador de tiempo completo que hoy en día encabeza funciones de UFC, como la del próximo sábado en Londres, cuando se enfrente a Anderson Silva, en un duelo de leyendas del deporte.
A pesar de las malas caras y de todo lo que ha llegado a decir en contra de sus oponentes, Michael no se considera el chico malo del octágono.
“Es más divertido ser el malo de la película porque tú quieres desahogarte y si eres el malo tienes mucho espacio para desahogarte a placer y mandar a todos al diablo, pero en realidad soy un buen tipo, soy un hombre de familia con tres hijos y en realidad no es tan difícil que me quiera la gente”, afirmó.
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Y no solo dentro del octágono ha tenido actividad, al igual que otros hombres como Dominick Cruz, Fabricio Werdum o Erik Perez, Michael ha encontrado en la televisión una nueva rama de su vida al ser uno de los analistas de la cadena Fox Sports por lo que es común verlo durante los pesajes y los programas de análisis previos y posteriores a las funciones.
Así es Michael Bisping, quien a sus 36 años de edad disfruta sus entrenamientos como la primera vez y cada que entra al octágono gusta de ofrecerle un buen espectáculo a la afición, lo cual espera hacer una vez más el sábado cuando enfrente a Anderson Silva en Londres, duelo que podrán seguir en UFC Fight Pass y UFC Network en Latinoamérica.