UFC ha llevado el octágono a una gran cantidad de ciudades y países, en más de 25 años de historia, desde 1990. En América Latina, Brasil ha sido una importante sede. Pero desde 2014, los países de habla hispana entraron a hacer parte del mapa y la expansión continúa no solo en territorio, también en peleadores y fans.
Caín Velásquez no solo puso la bandera de México en su puño, también la hizo notar en el octágono. Combinando la lucha estadounidense con el boxeo mexicano, ganó el cinturón de peso completo. Con el título en sus manos, Velasquez abrió camino y fue uno de los ejes mayores en llegada del octágono a la ciudad Azteca. México, país de tradición pugilista ya reclamaba esa presencia y estaba listo para sumarse al legado.
Con la incursión de The Ultimate Fighter: Latinoamérica, las escuelas de peleadores, tanto como los nuevos talentos comenzaron a surgir. Banderas de Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, Nicaragua, Costa Rica, Paraguay, Panamá, Venezuela, Honduras e incluso España, se vieron representadas y el apoyo de los fans fue esencial para motivar a los guerreros.
Sin embargo, el asunto no se trataba solo de llegar, no. Había que mantenerse. Los latinos se toparon con un nivel de competencia duro y así ese nivel los impulsó a adaptar sus estilos, implementar nuevas técnicas de entrenamiento y combate, mejorar la nutrición, incluso reubicar sus campamentos. Hoy, muchos de esos jóvenes talentos, ya son estrellas reconocidas gracias a su trabajo arduo y resultados.
Caso similar al de México, se dio en Argentina. Una vez la representación Latina se hizo fuerte en el octágono, el público quería ver pelear a sus abanderados en casa. Con Santiago Ponzinibbio a la cabeza, UFC Argentina fue una realidad y cada evento nuevo en territorio latino, abrió la puerta para que nuevos peleadores siguieran llegando.
El crecimiento sigue, la evolución en el nivel de los peleadores latinos no para, el deseo y apreciación de los fans crece y se fortalece. En suma, el panorama perfila Latinoamérica como una de las sedes de mayor renombre en el deporte.
Los peleadores seguirán defendiendo los colores de sus banderas, en busca del sueño que carga en su corazón todo el que entra al octágono, ser campeón de UFC.