Cormier: De Lágrimas De Dolor A Lágrimas De Júbilo
Daniel Cormier está acostumbrado a alzar el oro. Antes de ser campeón de UFC, su afición por el metal dorado despertó en él un fuerte impluso matador por competir y ganar. Pero para ganar antes debió sufrir.
Cuando Cormier entró al octágono en mayo de 2015 en UFC 187, el multiple medallista de oro en lucha y ganador del grand prix de peso completo en Strikeforce, ya lo había probado todo, lágrimas y sonrisas.
Le faltaba una cosa para sentirse completo, ser campeón de UFC. Y lo logró al tapear a uno de los más temidos peleadores de UFC: Anthony Johnson.
Paradojicamente, aquella gran victoria fue reminicente a duros momentos en la vida del campeón.
Ni el afán por triunfar en su carrera como deportista, ni la ilusuión de ganar una medalla olímpica, daban alivio a su pena. Nunca antes una pérdida pudo doler tanto y ser tan definitiva en su vida.
Pero pronto el dolor se fue convirtiendo en fortaleza y la cara de Daniel Cormier salía de entre la oscuridad en busca de un nuevo oro que iluminara su vida.
Alrededor de su cintura hay otro considerable motivo para entrar en guerra; el cinturón que lo posa como monarca semi-completo de UFC, mismo que será amenazado en UFC 210 de nuevo por Anthony Johnson.
En su primera pelea Comier fue derribado por la poderosa mano de Johnson y sin importar lo fuerte del golpe se levantó.
El 8 de abril en Buffalo, New York, Cormier se expondrá nuevamente a los golpes de “Rumble”, tan fuertes como los golpes del destino, pero solo estará en su voluntad el volver a salir victorioso del octágono... y de la vida.