“Bones” Jones puede ser considerado, una vez más, el mejor de la historia tanto dentro como fuera del octágono cuando unifique el título semicompleto contra Daniel Cormier en UFC 200.
Jon Jones tiene ante sí la posibilidad de reivindicarse como el peleador de artes marciales mixtas más importante en la historia del deporte.
Dentro de la jaula, “Bones” es impresionante, un adjetivo que puede englobar muchísimo, que encierra la grandeza de este gladiador, quien tiene todos los elementos para ser el más completo que hasta ahora haya entrado al octágono.
Sus virtudes se cuentan a granel: tiene un golpeo es brutal, su fortaleza es extraordinaria y si es necesario ir al piso no se siente incómodo. Dentro de UFC, cuatro de sus 16 victorias han sido por sumisión, así que aquél valiente que se atreve a encerrarse con él en la jaula puede sufrir severas consecuencias.
Sin embargo, todo lo bueno que muestra en el octágono se ve opacado por la considerable cantidad de problemas que ha afrontado con la justicia estadounidense debido a decisiones que ha tomado en su vida.
La más reconocida sucedió en abril del 2015, cuando el día 27 de ese mes se vio involucrado en un percance vial, el cual provocó y en lugar de quedarse para afrontar lo sucedido decidió correr de la escena, cuando además una de las conductoras de los otros vehículos involucrados estaba embarazada y en su auto se encontró una pipa con mariguana.
A partir de ese momento los ojos del mundo se olvidaron de ver al prodigio del octágono y voltearon a ver a un fugitivo de la justicia, pues esa etiqueta se le puso a Jones hasta que apareció en la cárcel.
Obviamente las reacciones no se hicieron esperar en todos los niveles, UFC lo suspendió y le despojó del título semicompleto, el cual desde que lo ganó en UFC 128 a Mauricio Rua, lo defendió exitosamente en ocho ocasiones, los patrocinadores se fueron y evidentemente entendió que debía cambiar su estilo de vida.
Tras aceptar que era un adicto a la mariguana y que en alguna ocasión probó la cocaína, Jon empezó ese largo camino de regreso, pero no tanto hacia seguir siendo el mejor libra por libra en el octágono, sino a limpiar su imagen fuera de él.
No ha sido sencillo, ya que su carácter lo domina en muchas ocasiones y ha tenido algunos incidentes, pero en general, él mismo ha aceptado que su vida está cambiando. No deja de ser el tipo sarcástico que le gusta meterse en la mente de sus oponentes, especialmente en la de Daniel Cormier, con quien más problemas ha tenido, en los últimos años.
Ganó el cinturón interino al derrotar a Ovince Saint Preux en abril pasado y este sábado, en la pelea estelar de UFC 200 volverá a pelear contra Cormier, a quien ya derrotó previamente, pero, a diferencia de aquella ocasión, esta vez Jones pelea por algo más que el oro.
“Bones” pelea por demostrar dentro del octágono que sus problemas son cosas del pasado y que con la mente clara tras su rehabilitación, puede, ahora sí, dedicarse de lleno a incrementar su legado en un deporte que le ha dado todo y en el que puede sentar desde ahora las bases para ser el más grande de la historia.