En su duelo frente a Amanda Nunes el 8 de agosto, Sara McMann debe mostrar al mundo de las MMA que puede aspirar a otra oportunidad por el título.
Desde que Sara McMann llegó a UFC tiene récord de dos triunfos y dos derrotas, ambas caídas fueron justamente ante las mujeres que han dominado la división gallo de UFC, la campeona Ronda Rousey y la número uno en el ranking, Miesha Tate.
McMann se hizo de un nombre respetable en las Artes Marciales Mixtas, gracias a que ganó sus primeras seis peleas profesionales, contra rivales nada despreciables: Sheila Gaff, Shayna Baszler, Hitomi Akano, Raquel Pa’aluhi, Tonya Evinger, Julie Malenfant y Christina Marks.
Sin embargo, vino el momento de la verdad ante “Rowdy”, el duelo fue la batalla estelar de UFC 170 y aunque la retadora logró conectar algunos buenos golpes, Ronda Rousey la golpeó con un durísimo rodillazo en el hígado, obligando a que el réferi Herb Dean detuviera la contienda.
Después de ese revés, McMann se recuperó y venció por decisión dividida a Lauren Murphy; entonces llegó su siguiente tropiezo, contra Miesha Tate quien la doblegó por decisión mayoritaria.
A pesar de esta inconsistencia en su paso por UFC, McMann se ha mantenido como número cuatro en los rankings, misma posición que ocupaba cuando se enfrentó a Ronda, aunque ahora, para mantenerse ahí o buscar subir algún peldaño debe convencer en su batalla el 8 de agosto contra Amanda Nunes.
La parte elemental para que Sara McMann siga siendo considerada como una posible aspirante al título, no solo tiene que ver con que gane su contienda, sino que además lo haga de manera contundente.
Antes de buscar su pelea titular contra Ronda Rousey, tenía dos nocauts, dos sumisiones y tres decisiones unánimes, reflejando en estas contiendas el amplio control que tuvo de sus oponentes, algo que no ha podido consolidar en sus últimos duelos.
La decisión dividida ante Lauren Murphy y la caída por decisión mayoritaria con “Cupcake” solo son muestra de que apenas le alcanzó en una pelea y en la otra le faltó un poco para convencer a los jueces, así que entre más efectivos sean sus ataques contra Amanda Nunes, mejor será su proceso para volver a soñar con el cinto.
El poder que tiene Sara McMann en los puños es fehaciente, apenas en enero le rompió a Tate dos huesos del rostro, por lo que ahí podría basar parte de su éxito en la siguiente pelea y de paso volver a moverse en las altas esferas de la división gallo.
Sara McMann sale como favorita para UFC Fight Night del 8 de agosto, porque además de sus manos, no podemos olvidar la efectividad que le da la lucha, en la que es experta, no fue obra de la casualidad que uno de sus logros más importantes antes de llegar a las MMA fue obtener la medalla de plata en lucha libre en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, su misión está en hacer válidos los pronósticos, ya que una derrota podría herir sustancialmente su futuro en la promoción.